Por favor, no me juzgues por lo que leerás, trata de ponerte en mi lugar y piensa un momento que lo que siento yo, en algún punto de tu vida lo puedes sentir tú. Somos humanos, somos vulnerables y además nuestras vidas las rige un destino incierto. No me llames ridícula, dramática, loca, trata de entenderme y si no lo logras, solo deja que me desahogue.
Hace un tiempo ya, muchos años atrás que no sentía la tristeza que siento en este momento. La razón no la conozco, pero es algo que no puedo evitar.
Estos días he sido muy volátil, en el trabajo me he buscado algunos problemas por mi estado anímico. Soy como una olla exprés que a la menor provocación explota. En mi casa me siento tan fuera de lugar, como si no encajara en ningún lado y es bastante difícil sentir esto, un tipo de soledad que sabes que nadie puede entender.
A veces tengo pensamientos estúpidos sobre que pasaría si no existiera; finalmente parece que nadie notaría mi ausencia.
Lo que me hacía feliz ahora no me satisface y voy por la calle sonriendo y tratando de ocultar lo mal que me siento.
No hablo de esto con nadie porque es bastante vergonzoso el que te pregunten ¿que tienes, porque lloras? Cuando ni tu misma sabes la respuesta.
Estoy cansada de todo y de todos. Me siento harta y fastidiada de mi vida, de existir y si, entiendo que no tengo derecho a quejarme porque he sido bendecida con salud, trabajo y el amor de mis padres pero... Me siento mal, triste, sola...
En fin.
Espero que esta mala racha se vaya igual de rapido que como llegó.
Tengo muchas cosas por las que agradecer pero precisamente ahora... No puedo hacerlo.
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