Mü§îç: WarCry - Alma de Conquistador
Sinceramente no sé como empezar a escribir, siento tantísimas cosas que temo a que mientras escriba empiece a derramar lágrimas, cosa que no me puedo permitir en este momento sin temor a hacer el ridículo.
Yo siempre he dicho que no creo ni en la mala ni en la buena suerte. Cada decisión que tomas en tu vida va forjando tu camino; sean buenas o malas cada una de ellas va construyendo ladrillo a ladrillo tu futuro, por eso es muy importante estar consciente de todo lo que haces y no dejarlo sólo al 'ahí se va'.
Sé perfectamente que estoy muy lejos de ser ejemplo de rectitud, en realidad no me considero ejemplo de nada, soy humana como cualquiera y he cometido un sin fin de errores. Y si escribo esto no es con el afán de dar ejemplo o sentirme eso, sólo quiero compartir mi historia de vida, con la que tal vez alguien se sienta identificado. Es cierto que no poseo toda la experiencia del mundo, pero al menos lo que me ha tocado vivir y los sentimientos que tengo en este momento me gustaría compartirlos.
Cuando persigues un sueño este parece tan lejano, tan difícil de conseguir que en ocasiones sientes la necesidad de abandonar todo.
Mi infancia fue muy dura, mi papá se separó de mi mamá cuando tenía 8 años, y la vida fue muy difícil. Mi mamá como pudo nos sacó adelante, siempre vivimos como nómadas, escondiendonos de todos los acreedores que iban a casa a cobrar los préstamos, los créditos o la renta. Yo en las noches escuchaba llorar a mi mamá de lo desesperada que estaba porque mi papá no se aparecía. Antes de que se separaran veíamos a mi papá muy poco, había semanas en que sólo lo veíamos un día, generalmente cuando cobraba. Esos días los esperábamos con asias porque eran los días de 'despensa'. Ibamos al centro comercial a comprar los pocos productos que satisfacían necesidades básicas, y siempre cerrábamos el día cenando pizza casera, no sin antes escuchar los reclamos de mi mamá a mi papá porque el dinero nunca alcanzaba para nada.
Fuimos creciendo y la decisión irrefutable de separación no se hizo esperar. Tuvimos que ir a vivir a la casa de mi abuelito, soportar los reproches de él con mi mamá sobre las irresponsabilidades de mi papá... Poco a poco fui guardando recelo tras recelo a mi papá y me preguntaba porqué teníamos que vivir así, cuando veía a mis primos que tenían siempre juguetes nuevos, ropa nueva e iban a escuelas particulares. Mi abuelito en esos años fue como un segundo padre, de hecho es una de las personas más admirables e importantes que hay en mi vida. A pesar de su mal carácter mi abuelito era una persona muy sabia y culta, toda la gente a su alrededor lo respetaba y sin lugar a dudas se convitió en mi máxima figura de admiración y respeto. Cierto es que cuando partió, sentí un gran vacío en mi interior y aún el día de hoy no lo he podido superar.
Pese a las limitaciones que tuvimos en nuestra vida iba valorando cada vez más el esfuerzo de mi mamá, sin embargo me prometí a mi misma que nunca más volveríamos a vivir así. No más días de comer pan duro, no más días de llanto en las noches porque no sabríamos si al siguiente día el casero nos echaría de casa. ¡No! no más días de esos nunca.
Conforme iba creciendo mis anhelos de salir adelante eran más fuertes, comencé a trabajar desde los 17 años en una papelería, empecé a hacerme poco a poco de mi dinero, dejé de pedirle a mi mamá para las copias de la escuela (porque todavía no podía permitirme comprar libros). Y en estos años fue cuando los grandes pleitos con mi hermano empezaron a agudizarse. Sentía muchos celos, porque él seguía dependiendo de mis papás, porque ellos le tenían más consideración a él que a mi (o al menos eso sentía). Cuando se decidió que mi hermano estudiara en universidad privada me sentí herida. Yo desde meses atrás dejé de pedirles dinero para mi inscripción, y me las arreglaba como podía para poder subsistir con mi sueldo de $250 pesos semanales y ahora todo el esfuerzo de mis papás sería para pagar la colegiatura de mi hermano. Era injusto.
Los años pasaron, mi hermano gracias a Dios se graduó, yo iba adquiriendo experiencia laboral aquí y allá y por fin Dios me bendijo con un trabajo espléndido, un trabajo que me ha permitido cumplir dos de mis más grandes sueños: ASIAbeat y mi carro.
No sé si me merezca tanta felicidad o no, cierto es que sé que debo de seguir trabajando porque la felicidad es efímera y solo se consigue con base al esfuerzo y dedicación que le pongas a las cosas, pero por primera vez en mi vida siento que todos esos corajes, llantos, privaciones, limitaciones, todo tuvo un porqué. Todo fue para aprender a apreciar las cosas buenas cuando llegan. Todo el trabajo de estos años ha sido recompensando. Ahora puedo decir, 'Lo logré. Por mis propios medios, lo he logrado'.
Cierto es que todo este camino no lo he recorrido sola. Mi triunfo es gracias a mis padres, a mi papi y a mi mami que, como lo dije el sábado enfrente de toda la familia, el apoyo de tus padres siempre hace que cuando deseas tirar la toalla encuentres una puerta abierta y sigas adelante. Mis padres son la bendición más grande en mi vida, gracias a ellos es que el día de hoy me considero una persona que vive dignamente, una persona que no hace el mal a nadie, porque ellos son grandes personas, nobles y buenas y deseo siempre seguir su ejemplo. Con carencias o lo que sea, pero son mis padres y han hecho lo mejor que han podido para educarnos a mi hermano y a mi. Nunca nos abandonaron (aunque en momentos yo lo creí así). Cada acción tuvo un porqué y ahora lo veo más que claro.
Otro gran pilar en mi vida han sido mis amigos, ellos que sin tener porqué siempre me han apoyado en todo, y que gracias a ellos la tienda y cualquier proyecto que les he compartido y hecho partícipes ha ido siempre hacia adelante. Los aprecio muchísimo, son ángeles que Diosito ha mandado a mi camino y que de las formas más extrañas han llegado a mi vida y se han quedado en ella y deseo que por siempre jamás me sigan acompañando en mi camino. Los amo, los amo mucho.
Dios, en serio me siento muy feliz. Para la mayoría de las personas estos momentos pueden ser de lo más comúnes posibles, pero para mi no, para mi estos momentos son de una dicha inmensa y gran felicidad.
Me falta mucho por recorrer, mucho por aprender, mucho por hacer, y sé perfectamente que se vienen pruebas tal vez mucho más difíciles de las que he superado ya, pero siempre que pueda seguiré adelante, agradeciendote que me muestres el camino, Diosito, agradeciendote todas las bendiciones que desde el cielo me mandas. Lo único que te pido es que dejes en mi camino a todas las personas que amo, a mis padres, mi familia, mis amigos, a todos cúbrelos con tus bendiciones, y házles partícipes de mi felicidad. Házles saber que como ellos lo han hecho conmigo, yo estaré ahí para ellos, siempre yendo hacia adelante, y que cada uno puede conseguir sus objetivos si trabaja duro por ellos.
Todos somos capaces de hacer realidad nuestros sueños. Sólo hace falta que encuentres la convicción necesaria para hacerlo.
Muchas gracias, de todo corazón, muchas gracias :')
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