Ya estoy bien, lo he superado.
Al menos eso me digo a mí misma.
Ya hemos pasado la marca en el calendario
cinco veces desde aquel día.
Aún así, mi deseo no ha cambiado.
Una vez más, sólo una vez más,
quiero verte...
Ser como éramos, agarrarnos de la mano mientras caminábamos.
Llorar y reir por cosas sin importancia.
Me pregunto cómo debería verte.
¿Cómo me ves tú desde el lugar al que quisiste irte sola?
Y rezo porque nada te haga sufrir
en el lugar donde decidiste irte sola.
Hasta que llegue ese día, espérame.
Tus huellas aún no han desaparecido.
Cada día se llena de historias que quiero que oigas
y se apilan incesantemente.
Algún día, cuando nos volvamos a encontrar,
¿dejarás que te abrace hasta que te hartes de mí?
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