Esa es la velocidad en la que cae un pétalo de Sakura. Las personas son cómo esos pétalos, tan efímeros en la inmensidad del tiempo y del espacio. Siempre luchamos contra el tiempo y nos aferramos a esos recuerdos que de algún modo nos hicieron sentir felices. Dejamos pasar los días, los meses y los años anhelando algo sin darnos cuenta que en un abrir y cerrar de ojos hemos crecido y marchitado nuestro corazón, en espera de que lo que tanto deseamos, suceda...
¿Cuándo empecé a escribir mensajes que no iba a enviar a nadie?
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