A veces, lo único que necesitamos para sentirnos bien es un abrazo pero ¿cómo conseguirlo si no sabemos pedirlo? peor aún, cuando aparentamos frente a todo el mundo que nada pasa, que todo en nuestra vida está bien, que somos fuertes y nada nos lastima. En ese momento nos es un poco más que imposible pedir un abrazo.
En los últimos días he mantenido mi mente ocupada para evitar sentirme mal, caer en depresión o algo así. Soy de esas personas que ante los demás trata de proyectar que todo está bien, que nada me afecta, pero es agotador, y ahora que estoy de vacaciones y que mi mente está más libre no pude evitar sacar todo lo que traía dentro. Por un par de horas me desahogué, creo que me hacía mucha falta. Creí que nunca pararía, pero mis ojos ya estaban secos y no pude derramar una lágrima más.
Antes de hacerlo me cuestionaba si había hecho lo correcto, si no había perdido lo más por lo menos. Si bien es cierto que me la jugué, el resultado ya lo sabía así que no fue ninguna sorpresa, sin embargo no pude evitar guardar algún tipo de esperanza en equivocarme.
¡Ah!, bendita música, a veces facilita mucho las cosas. En ocasiones es lo único que puede hacer que te desahogues. A mi por lo menos me llevó hasta el fondo y me ayudó a salir a la superficie nuevamente.
Aún duele un poco, sin embargo no es que tenga ganas de quedarme en esta posición. La VIDA sigue y hay que aprender de todo. Las cosas siempre pasan por algo y hay un porqué para todo.
No soy muy fuerte, pero no me gusta verme derrotada tan fácilmente. No se puede tener todo en la vida, y si no fue este mi momento confío en que pronto venga el que sí lo será.
Es un hecho que la tristeza sigue ahí, pero estoy segura que se irá diluyendo con cada lágrima que salga de mis ojos.
Eso espero.
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